Sex Academy: yo te explico

Posted on 08/01/2013

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Escrito por: Raquel Ferrari

Raquel Ferrari

 

 

rferrari.wordpress.com

Cuando Masters & Johnson, esa simpática pareja de comienzos de los años setenta, elaboraron su modelo de la respuesta sexual humana a través de la observación directa, no podían sospechar que casi cuarenta años después sus enseñanzas tomarían la forma de un programa de televisión.

Este ginecólogo y esta trabajadora social concluyeron, siguiendo los resultados del informe Kinsey de los años cincuenta, que, en tanto que el coito es una actividad en pareja, es necesario tratar a ambos y no a la persona aislada, y diseñaron técnicas terapéuticas de comunicación poniendo el método «científico» por delante y definiendo cuál era la forma fisiológicamente correcta de tener sexo.

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Clínicas «especializadas» en tratar problemas sexuales surgieron como setas por todos los Estados Unidos para tratar «como se debe» los problemas de alcoba. Una deliciosa película de Paul Mazursky, Bob and Carol and Ted and Alice (1969), aborda estos temas, con memorables escenas referentes al tema del placer para ambos o para todos. Pero a lo que íbamos: a lo largo de trece programas, cinco parejas en apuros sexuales y una psicóloga, sexóloga, coach (¿en qué quedamos?) desgranan soluciones para cuestiones tan variadas como si el tamaño importa, o cómo ser multiorgásmico y no morir en el intento, o qué dice el Kama Sutra, o qué son y para qué sirven los juguetes sexuales.

¿Qué nos parece? Pues ni sí ni no, sino todo lo contrario. La sexualidad es un tema central en la vida de los seres humanos, una sexualidad que nunca puede ser confundida con la genitalidad y que siempre tiene que tener en cuenta la historia individual y la de la pareja. En este sentido no hay «un modo correcto de», ni recetas universales. Frivolizar nunca puede ser una salida inteligente a nada, pero ya sabemos que la televisión pocas veces es inteligente. ¿Será por eso que la llaman «la caja tonta»?

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El programa registró en su arranque un share de 12,3 %. La segunda lección, «Cómo prolongar el placer», fue seguida por 1.014.000 personas, para acabar bajando a unos tristes 385.000 espectadores en el último programa, trece sesiones después. ¿Una expectativa incumplida? Habría que preguntarles a los televidentes.

Los contenidos de las clases «teóricas» impartidos en forma de clase magistral, con los alumnitos prolijamente sentados en pupitres y en pareja, aunque correctos, pecaron en todo momento de algo que se repite en cualquier intervención basada solo en la conducta: infantilización, simplificación, miedo al conflicto, a la narrativa, a la historia personal.

Una pareja es un sistema, por eso no existen recetas universales y lo que es bueno para uno no es bueno para todos; cosa ampliamente aprendida por cada uno de nosotros al descubrir que podemos ser un volcán de pasión o el iceberg que hundió al Titanic dependiendo de cómo, dónde y con quién.

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Comentario aparte para el «en vivo y en directo» de la parte práctica, con cámara autogestionada por los participantes, buscando una identificación y una participación por parte del espectador que solo consigue cuestionar, una vez más, este tipo de formato y que nos preguntemos si alguien cree que hay personas que se comportan así o si, como sospechamos, sus reacciones forman parte de un guión.

En todo caso, Cuatro, con Sex Academy, quiso aprovechar la pregunta del millón: «¿Lo estoy haciendo bien?» para ocupar el espacio del viernes por la noche y competir con José Mota en TVE, y perdió. Quizá porque el humor sigue siendo la mejor de las respuestas a casi todo.

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Posted in: Crítica TV